Lo primero es reconocer que "La guerra de Charlie Wilson" es un film entretenido. Denso, espeso, eso sí, pero entretenido. Su extraña mezcla de comedia y critica soterrada a las posiciones norteamericanas en la guerra fría durante los 80 funciona medianamente bien habida cuenta de que el personaje de Tom Hanks ( o Tom Hanks en sí mismo ) es un actor-personaje caricaturesco. Casi tanto como la caracterización de Seymour Hoffman, exagerada en forma, interesante en fondo. Pero, y sobre todo, Nichols deja que "La guerra de Charlie Wilson" termine con una leve autocrítica a la americana y no se arriesga casi nada dejando un conjunto muy del gusto tal vez de un conservadurismo ligeramente autoreflexivo. Le falta garra no solo al final sino al durante, le viene bien el toque de semicachondeo pero como pasaba en "Closer" o en "Angels in America" Nichols sigue sin apasionar, sin encontrar estilo, siempre rozando algo interesante quedando en pasable.