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Spain Spain · Las Palmas de Gran Canaria
Borsalino rating:
8
Drama. Romance Paris at the beginning of the twentieth century is the sophisticated centre of the world. The city’s artists, its fashion, the theatre and its music – everything here is at least one step ahead. But Paris is also famous for its courtesans: women who are so beautiful, intelligent and knowledgeable in the art of love that crown princes, dukes and captains of industry alike are willing to part with large sums of money for the pleasure of ... [+]
Language of the review:
  • es
February 2, 2010
19 of 22 users found this review helpful
A menudo cuando se anuncia a bombo y platillo una producción de estas características (dirección de Stephen Frears, guión de Christopher Hampton, interpretación de Michelle Pfeiffer y Kathy Bates, música del gran Alexandre Desplat), los termómetros se sitúan en la línea de salida rapidamente, para encumbrar títulos con menor o mayor acierto o para fulminarlos cuando no es la obra maestra que preconizaban.
En esta ocasión, nos encontramos ante el pelotón de fusilamiento una obra que, no por ser irregular haya que menoscabar sus logros que, en lo estrictamente cinematográfico, los tiene. Se ha reunido un 'dream team' de campanillas para dar a luz un aparatoso híbrido decididamente visual, involuntariamente frío y definitivamente confuso para los cinéfilos más avezados. Que la crítica haya lanzado las campanas al vuelo con algunas perlas en la filmografía del director Stephen Frears no debe llevarnos a engaño. The Queen es una película excelente. También lo es Match Point, de Woody Allen, pero sus filmes posteriores no están a la misma altura. Que no consigas rodar obras maestras una tras otra no hace tu filmografía menos interesante. Creo que lo que hace a un artista más humano es precisamente su falibilidad.

Chéri es un producto de artesanía agradable, tecnicamente academicista donde su principal escollo reside en un guión que no se decide entre la alegoría romántica y el drama decadente. Arenas movedizas para cualquier director metódico y concienzudo como Frears. Brilla entre la vistosa secuencia de sus imágenes una estrella en ciernes, el guapo Rupert Friend y, muy especialmente, la presencia de Michelle Pfeiffer quien, más dueña de sus recursos que nunca, recoge los aplausos por su personaje que sólo ella sabe interpretar con el flujo húmedo y magnético de su mirada. Para la posteridad quedará ese primer plano final que resume toda la película donde la Pfeiffer, con la mirada fija frente a un espejo, advierte que los años no la han perdonado.
Borsalino
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