Le quito dos puntos (sí, se los quito, porque ésta película merece un diez), por dos hechos, quizá personales:
- Hay sólo un único detalle que te ayuda a discernir la verdad del final. Si no, te quedas con un interrogante sobre toda la trama (y realmente es un detalle de menos de un segundo)
- Tuve que verla un par de veces, porque mi memoria no retenía a la perfección las escenas.

Y es que es verdad, la película está hecha como un puzzle, y mucha gente ve eso como algo malo. Cosas suyas. Yo lo veo como un detalle perfecto. El hecho de que la trama principal vaya "hacia atrás", así como que el atender a cada detalle de la trama sea necesario para entender el final (si no lo haces, acabarás pensando que los personajes son bipolares o algo así), contribuye a hacer del espectador algo más que un mero "espectador". Y es así: ésta película está construida como un juego (y ésto dicho dejando aparte la enorme complicación que debió suponer el grabarla como está grabada, ya que para eso haría falta una idea muy pero que muy definida de antemano).
Los momentos en los que el actor protagonista Guy Pearce pasa de ser un hombre decidido y enfadado a ser un juguete manipulable no tienen precio. En un momento crees realmente que es alguien que lo solucionará todo. Que es un héroe. Y... a los dos segundos, ves en su cara la expresión misma del mayor desconcierto imaginable. Genial.
Otra cosa que sorprende es ver el cuerpo del protagonista, que en las primeras escenas intercaladas en blanco y negro te sirve para enlazarlo todo (como cuaderno de notas, es original, desde luego)
En definitiva, genialmente construida. Y precisamente para que la construya quien la ve.