Evasión o victoria, a mayor gloria de la chaqueta metálica enfundada en el hipermusculoso Chuachenagger, huye de cualquier raciocinio, escapa de cualquier atisbo de verosimilitud. Porque cuando te pongas ésta película, vas tener que hacerlo untandote la cara de pintura de camuflaje, aceite en el torso y un chaleco antibalas, para que la cantidad de mala hostia, balas y fantasmadas no acaben con la poca cordura que te quede después de verla.

McTiernan... tan irregular y tan adecuado, a veces... sólo a veces... Se marca una "Jungla de Cristal" o "El Secreto de Thomas Crawn". Por supuesto, el dire ha pasado hace poco por el talego, así que es de esperar que su mala hostia al rodar, se haya visto incrementada. Es capaz de lo mejor y lo peor.

Por supuesto, Depredador, cumple la primera premisa, porque:

McTiernan toma lo mejor de "Acorralado", rescata una cinta condenada a la serie "Z" en su preproducción, (el diseño del Predator y la participación de Jean Claude Van Dame era de risión) y que gracias a la participación del desaparecido Stan Winston se consiguió un diseño de producción sólido y memorable.

Está claro que la película no te va a llevar a descubrir la fusión fría ni a parir la novela que de una puta vez inaugure éste fenecido Siglo XXI. Es más, seguramente logres más éxito descubriendo nuestro verdadero el eslabón perdido, (Chuachenagger) entre el Australopithecus y el Homo Sapiens, antes que golpearte el pecho frente a tus colegas, presumiendo de quién lleva las gafas de pasta más gordas. Porque todos sabemos, que aquí gorda, lo que se dice bien gorda la tienen su director, el ínclito austriaco y el desconocido Shane Black, guionista de "El último boy Scout", (ahí es nada...)

Depredador es pura y simple diversión, trepidante, fantasma total y un auténtico clásico por la robustez y mala leche en su realización y por la magistral mezcla de géneros: bélico y ciencia ficción. Así que como diría el mismísimo Al Pacino en "Esencia de Mujer"para aquellos que le han cascado mala nota: -¡¡¡Qué os jodan!!!-