Pélícula de terror psicológico, la lucha entre el bien y el mal, mostrado todo con gran naturalidad.
Auténticamente memorable, inolvidable. Se queda uno sin palabras. Gran tema, que combina la lucha interior que sufre una mujer frígida sexualmente, que acaba de emigrar de Bulgaria a Nueva York, y que, por el influjo de una leyenda de un rey búlgaro de la Edad Media, llega a creerse ser una pantera, con la actuación de los que la rodean, el chico que la conoce y se casa con ella al instante, la compañera de trabajo de éste, que está enamorada de él y que al notar que una vez ya casado, su compañero de trabajo se consume debido a la frigidez de la esposa, decide "simplemente ayudarle" recomendándole un psiquiatra para ella...
Gran fotografía, con esos claroscuros. Llena de detalles. Parece de Hitchcock.
En resumen más que una película, es como una sonata de beethoven, que va creciendo hasta un final descomunal, unido a un cuarteto de cuerda -chico, esposa pantera, compañera oportunista y psiquiatra mujeriego- en la que los instrumentos llegan a un clímax a los pocos minutos y no lo abandonan en los exactos 73 minutos que dura-.
Además tiene dos de los tres mayores sustos que me he llevado yo en mi vida en una película; la escena de la piscina cubierta y la del paseo de la protagonista con los ruidos de los zapatos, todo ello sugerido, pues en está película todo es sutil, bello. Gracias José Luis Garci, por tu coloquio sobre esta película en Que grande es el cine, tan genial como siempre. Sé que tú también admiras estas dos escenas de terror. (El otro gran susto que me gusta es en la genial Las diabólicas, H.G.Clouzot, 1955).
Y también es grandiosa la escena de la mujer pantera en la que, mientras la protagonista (la bellísima Simone Simon) y su enamorado celebran con el resto de conocidos que se van a casar, una desconocida de la mesa de al lado, en idioma búlgaro, que es de donde procede la protagonista, insulta a la protagonista, llamándola se supone que "pantera" en idioma búlgaro, lo cual es un acierto del guion, pues añade misterio a la trama y además en la realidad y en la película Simone Simon tiene ciertamente una cara felina.
Y menudo final.
Por favor, música maestro, no lean más críticas, enciendan la tele y veanla.
Es una auténtica obra maestra.