Fernando Colomo es un director de culto pero esta no es una de sus producciones más acertadas. Está mejor cuando dirige comedias originales cien por cien ficción. La bella puesta en escena y la buena ambientación no consiguen dar realismo a los escenarios, tratándose de una aldea pobre y perdida en la Andalucía profunda de principios del siglo veinte. Le falta autenticidad. La acción se hubiera podido enmarcar cuarenta años después sin apenas cambiar nada. El acento de los personajes tampoco se parece al granadino de la zona. Más bien parece de Málaga, Cádiz o Huelva mal transcrito. El protagonista inglés parece que quiere ser Hemigway sin serlo, aunque hay cierto paralelismo en su vida y en sus andanzas, con la diferencia de que Gerald Brenan, también entusiasta hispanista y viajero empedernido, murió a los 92 años, después de haber escrito unos cincuenta libros. Esta parte no queda referenciada en el film, donde parece un advenedizo. Aunque el argumento se base en la obra autobiográfica del mismo título, un escritor de su carisma debiera haber sido tratado con mayor profundidad, independientemente de sus deslices y de si fue mejor o peor persona.