El planteamiento y el desarrollo son, cuando menos, sorprendentes. En el inicio, la historia parece la versión polaca de los "coros y danzas de la sección femenina del movimiento" (franquista). Se pretende a través del folclore que la identificación nacional arrastre voluntades que se conviertan en adeptas a las dictaduras forzando el orgullo patriótico. Todas las dictaduras están cortadas por el mismo patrón. Las corrientes artísticas que no comulguen con esto son declaradas antipopulares, por tanto, contrarias al "stablishment". Este es el motivo del nombre de la película "Guerra fría". Los protagonistas son músicos de élite que dominan el folclore, el clásico y el jazz, con un pequeño problema. Se niegan a seguir los dictámenes de los comisarios políticos de turno, lo que no puede impedir que surja el amor entre ellos, intentando mantener la independencia frente al entorno adverso. En realidad, la historia personal, con sus encuentros y desencuentros, no es más que un vehículo conductor dentro de un escenario más amplio. Las coreografías, los números musicales y la potente fotografía en blanco y negro justifican, por sí solos, el film