El maestro Anthony Mann nos presenta uno de sus mejores Westerns, y en Blanco y negro, con una excelente fotografía. Tiene esta producción todos los ingredientes típicos de una película del oeste, pero destacaría el duelo final como uno de los mejores filmados dentro de este género. La presencia de James Stewart, con su magnífica adapación e interpretación da una fuerza considerable al film, seguido de un reparto de lujo donde podemos ver bastante jóvenes a caras conocidas que luego serían grandes actores de Hollywood como Anthony (Tony) Curtis y Rock Hudson.
Considero imprescindible este film dentro del género Western, y recomiendo el primer doblaje al castellano que se hizo de esta película en 1950, pues existen otros dos posteriores.


José Antonio ZG