Este bodrio se debería titular "Subnormal desactivity", en homenaje a esa ridícula cinta que tanto dio que hablar el año pasado y que, al igual que esta, bebe de la inteligente (operación de marketing, que no cine) "El proyecto de la bruja de Blair". El estilo falso documental está empleado de una forma atroz (de ahí el título) y amateur, y los personajes son tan estúpidos como el planteamiento de la historia. La película no vale ni como proyecto de final de carrera y los actores seguramente terminarán trabajando de camareros o pizzeros. El realizador pasará a la historia como el peor director de cine de la historia desde Ed Wood. Qué pena que tengamos que hacer este tipo de co-producciones en España. Si en el festival de cine de Sitges dieran un premio a la peor película (si lo hiciesen lo tendrían difícil ya que hay mucho por elegir), "Atrocious" sería la ganadora (con diferencia) de este fatídico año lleno de despropósitos enfermizos que seguramente servirián para proyectárselas a Malcolm McDowell en "A Clockwork Orange".