A comienzos de los años 90 Kevin Costner era un reclamo para la taquilla casi seguro con triunfos tales como “Bailando con Lobos”, “JFK” o “El Guardaespaldas”. Precisamente debido a el éxito de su peculiar western “Bailando…” se lanzó a producir una ambiciosísima revisión del legendario Marshall del que tantas veces tiró el cine.
La dirección corrió a cargo de Lawrence Kasdan, un cineasta siempre ávido de recuperar los viejos géneros adaptados a los gustos del público de los 80-90 y parecía una empresa que olía a éxito seguro: por el contrario supuso un resbalón comercial muy considerable que inició la decadencia del bueno de Kevin
Y no es que sea ni mucho menos una mala película, de hecho se puede considerar como notable en muchos aspectos. Pero resbala completamente en un metraje excesivo que convierte a la cinta en pesada y reiterativa, en especial en su hora final. El intento por desgranar la historia completa del mito del Oeste; sus orígenes, circunstancias familiares, desgracias, romances y desarrollo de amistades y enemistades, se le acaba escapando de las manos a Kasdan, que hubiera necesitado de un uso más reiterado de la elipsis para redondear su obra.
Y fue una pena, porque la realización es espléndida y el reparto cumple sobradamente con sus roles y, desde luego, vista en perspectiva no parece merecedora del rechazo que generó en su día. Tal vez el western no tenía solución de ninguna manera, ni en la vía épica no en la intimista. Y Costner comenzaría una racha de proyectos fallidos que le sacarían del podio al que había accedido unos pocos años antes.