El ganador del premio Óscar Steven Soderberg vuelve a la pantalla grande, después de un buen filme televisivo llamado "Behind the Candelabra" (2013), donde abarcada el tema de la homosexualidad contando la historia de Liberace (1919-1987), un famoso showman estadounidense.
En "Efectos Secundarios" Soderbergh, se encamina en el mundo de la medicina y las drogas, utilizando el género de suspenso. Acá estiliza cada elemento y con un guión de estilo clásico, amalgama una historia sofocante pero que por ocasiones se estanca, perdiendo un poco el nivel alcanzado.
Emily es una joven que recurre a su psiquiatra para que le recete algún medicamento, ya que no puede controlar la ansiedad por la inesperada salida de su esposo de la cárcel, y del cuál termina convirtiéndose en adicta.
La primera parte es audaz, tiene un ritmo natural que permite al espectador identificarse con cada personaje. Los caracteres son definidos muy bien pero al llegar la primera parte estos y todo el filme decae, cayendo en un círculo vicioso de errores y escenas forzadas que llevan a un final poco prometedor y en cierta parte absurdo.
Las actuaciones son buenas, en especial Rooney Mara que mantiene un poco del nivel alcanzado en la película "La chica del dragón tatuado" (2011), que la hizo acreedora de su primera nominación a un premio de la academia. Aquí su caracterización no alcanza niveles de perfección sin embargo, se la juega en el papel de perturbada. Jude Law, Channing Tatum y Catherine Zeta-Jones completa un elenco prometedor.
La música de Thomas Newman es ágil y la fotografía del mismo Soderbergh se mete hasta el último recoveco que pueda encontrar.
A pesar de sus imperfecciones "Efectos Secundarios" encuentra una salida y puede denunciar de manera introvertida a una sociedad que a veces hace muy presente la hipocresía.