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pilardiez rating:
5
Comedy When it appears as though the end is in sight, the pilots, flight crew, and passengers of a plane heading from Madrid to Mexico City look to forget the anguish of the moment and face the greatest danger, which we carry within ourselves.
Language of the review:
  • es
April 9, 2013
3 of 3 users found this review helpful
Muchas han sido las expectativas que se han creado en torno a Los amantes pasajeros, y no es para menos. La nueva película de Pedro Almodóvar es una comedia grotesca sin melodramas que se desarrolla en un avión con destino a México que, en realidad, nunca llega a salir del espacio aéreo español debido a una avería que se descubre en pleno vuelo. Los pasajeros de clase turista son anestesiados por los auxiliares de vuelo a base de relajantes musculares para que no cunda el pánico (¿una alegoría de la España actual? ¿un reflejo del mundo del Almodóvar del s. XXI?) y los pasajeros de primera, junto con la tripulación, son los únicos conscientes del peligro y se preparan para lo peor a base de confesiones de última hora, coreografías surrealistas y agua de Valencia "condimentada".

Hasta ahí todo bien. La fórmula podría haber funcionado a la perfección si no fuera por tres aspectos principales: ni la trama se desarrolla íntegramente en el entorno aéreo o aereoportuario ni sus personajes llegan a establecer un vínculo verosímil de historias entrecruzadas, por lo que sus apariciones conforman una suma números paródicos y chistes que por separado pueden causar gracia (o no) pero en su conjunto resultan esperpénticos y gratuitos. Y es que parece que Almodóvar se ha solidarizado con el alto índice de paro del país y ha decidido contribuir con la causa a base de una infinita cartera de actores hasta el punto de desviar la trama fuera de los confines del avión (de donde nunca debió salir salvo en el momento del despegue o el aterrizaje), perdiendo la oportunidad de generar un ambiente claustrofóbico y un ritmo de tensión in crescendo que hubiera dotado a la película de la fuerza y unicidad de la que carece. Además, la única historia que se desarrolla más allá del espacio aéreo es el inverosímil trío amoroso conformado por Guillermo Toledo (un galán rompecorazones que no le llega a la suela de los zapatos a precedentes y verdaderos “pichasbravas” como Fernando Guillén en Mujeres al borde de un ataque de nervios o Nacho Martínez en Matador), Paz Vega (que, aunque apenas pronuncia palabra, está maravillosa en su papel de “loca-del-coño”) y Blanca Suárez (una cándida jovencita desengañada que no está dispuesta a caer de nuevo en las mismas redes) y cuya relevancia es nula en el desarrollo del resto de personajes de la trama.

Y es que esa es la mayor debilidad de Los amantes pasajeros: el puzzle de personajes no llega a encajar y lo único que da cierta sensación de unidad es la continua irreverencia y mamarrachez de la película y la fuerte carga estética y plástica, que si bien es maravillosamente retro, colorista y apetecible, no satisface las expectativas puestas en un director al que seguramente se le exija demasiado pero al que también queremos igual tanto por sus obras maestras (Átame, Matador, Mujeres al borde de un ataque de nervios...) como por sus fracasos más estrepitosos (La Mala Educación o Kika). Almodóvar se lo ha dejado fácil a sus detractores que la tacharán de ridícula, vulgar, gratuita y superficial (y con razón) pero también hay que destacar que si bien el guión deja mucho que desear, sí que recordaremos la película por sus maravillosas actuaciones: el inefable y delicioso cameo Pe-Banderas, una Cecilia Roth sublime de musa sadomasoquista, una Lola Dueñas virgen y vidente y el trío de maricas malas formado por Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carlos Areces (que siempre nos regala momentos inolvidables desde el "Julia Folla con Julio" en Extraterrestre hasta el "Yo también creo mucho en el culo" en la presente película), por no olvidar su séquito de azafatas mariliendre (entre las que se encuentra La Terremoto de Alcorcón). Pedro, que sé que me lees, gracias por estrellarte en la pantalla de vez en cuando y regalarnos el placer de ponerte un poco a parir.

(reseña originalmente publicada en la revista notodo.com)
pilardiez
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