Por mucho placer que me suponga ver una vez más a Kate Beckinsale enfundada en su brillante y ceñido traje negro, la franquicia primigenia y la única que ha valido la pena sobre vampiros y licántropos, está pidiendo a gritos que bajen definitivamente las armas. Entre tanto ir atrás y adelante en el tiempo en la intrahistoria sobre Selene, solo los más fieles aguantarán el tipo y sabrán el quién es quién y el porqué de las cosas. Y solo a ellos les interesará conocer su final. Al resto, le parecerá estar viendo un refrito sobre la misma base de efectos especiales y peleas cuerpo a cuerpo de siempre que pretende hacer pasar por nuevo. La quinta entrega de 'Underworld' busca una justificación para la causa entre traiciones y alianzas perniciosas, cuando lo que de veras se hace más valorable es la belleza estética y todo cuanto tenga que ver con su oscura y glacial fotografía. No cabe tan poca exigencia.
Sería bueno para todos acabar aquí con esta entretenida saga, la que no parece necesitar de estacas ni balas de plata para acabar con ella, sino sentido común. Por desgracia, algunos demuestran ir faltos de eso barajando seriamente hacer una nueva entrega. Veremos si la razón impera.