Pues que decir de esta brillante película que ya no haya leido en las críticas. Se trata de de cine social y realista que nos cuenta la historia acaecida en una falega de Rio de Janeiro, donde la política brasileña desplaza a los pobres, delincuentes, en definitiva gente sin hogar y que tienen que segregar, marginar a un barrio en la periferia de la capital. Allí la policía aprovecha para desarrollar un mal, pero costumbre de las personas que es la llamada corrupción, hacen negocios con los traficantes, les venden armas y les permiten llevar a cabo sus negocios, sus matanzas su propia ley al margen de toda humanidad. El realizador nos muestra con sumo detalle la crueldad, la miseria, las escasas posibilidades que tienen para salir de esa situación lamentable y caótica, desde la infancia están viviendo, observando como natural la violencia, la muerte, y los jefes traficantes aprovechan tal situación para armarse de un ejercito de niños sicarios para perpetrar sus crímenes. Los elementos narrativos son excelenes, contados desde un narrados omnisciente que nos va relatando la historia de los personajes que influyen en la trama de la película, como vidas cruzadas enlazandose y permitiendo al espectador la comprensión de la historia. Los papeles aún realizados por principiantes, es decir que no se tratan todos de actores, le proporciona naturalismo, veracidad y realismo a la película. Y por supuesto es una perfecta reflexión y critica a la pasividad de los gobiernos para mejorar o paliar en la medida de lo posible esa situación, salvo lo mas cómodo y fácil que es esconderla del resto de la sociedad. Una obra excelente y que nos conmueve al visionar la patética realidad de una sociedad decadente, los horrores que los humanos somos capaces de perpetrar. Película altamente recomendable para los que no se asustan de una realidad pasmosa, criminal. Una obra maestra del cine actual.