Pues sí, nos ha parecido interesante esta obra de Juan Bosch que bajo el formato del western contiene un thriller policíaco muy del estilo de Agatha Christie. Y eso que no parece haber llamado mucho la atención de los aficionados a ninguno de los dos géneros.
El planteamiento es bastante convencional, con un excelente guión, notables diálogos y la correcta interpretación del detective (Bakon) contratado para esclarecer la turbia situación que se vive en Personville. Nada nuevo bajo el sol, pero sí que lo son las pesquisas que desarrolla para ir descubriendo la serie de crímenes que allí se suceden, diez en menos de una semana y sin ningún tiroteo que los provoque. En el "negocio" están metidos cuatro personajes con una influyente "madame"("No hay porqué elegir siempre la palabra más desagradable"), a la que le espeta el detective sin contemplaciones: "Si puedo elegir entre tú y la carta [prueba], elijo la carta".
A medida que se conoce quien mueve en cada momento los hilos, aumenta el interés de todos en que el investigador abandone la ciudad, pero "Alguien tiene que quedarse aquí para que cuente los muertos". Y se queda hasta que descubre el juego de cada uno mientras cae definitivamente el telón.
A pesar de los deficientes exteriores que se ruedan y del excesivo barroquismo de los decorados interiores, la cinta es bastante ágil, cuenta con alguna escena brillante como la del combate de boxeo o la del sanatorio donde se cura un tuberculoso y, ya lo hemos dicho, hay detrás un buen guión y una interesante dirección con un ritmo ágil que gana poco a poco en intensidad. Muy, muy del estilo de las novelas de la gran escritora inglesa, donde se espera con ansiedad la resolución del caso.
Cinta poco conocida que merece la pena ver.