De esta forma son conocidos los indios yaquis del estado de Sonora (México), "Tigres de las rocas". Asentados al principio a orillas del río Yaqui, fueron duramente perseguidos durante más de medio siglo por los sucesivos gobiernos mexicanos que los deportaron en masa a Yucatán y a otros lugares. Muchos regresaron a sus tierras ancestrales y otros marcharon a Arizona para escapar de la represión gubernamental.
Trata la cinta de la persecución que contra estos indígenas realizaba a comienzos del siglo XX uno de tantos generales mexicanos, que atiende por el significativo nombre de Verdugo (Lamas). "¿Por qué cuando se reúnen cuatro mexicanos uno se autodenomina general"?. Apoyado por el consabido "asesor" militar alemán y un ingeniero de ferrocarriles americano. Enfrente un grupo de aguerridos yaquis que comanda Sarita (una espléndida Welch, "el Cuerpo", en su mejor momento), que recibe la ayuda de Yaqui Joe (Reynolds), un "mestizo de frontera" siempre al filo de la ley, y del sheriff Lineker (Brown) que llega hasta allí tras sus pasos.
Superficial tratamiento histórico. En efecto, mucho defender a los yaquis pero resulta que cuando se desplazan de un lugar a otro solo va a caballo el trío protagonista mientras todos los indios van todos a pie. Siempre ha habido clases.
Trama con escasa imaginación, buena música, regular ambientación sobre todo en el caso de los desaseados y melenudos indígenas, bellos paisajes almerienses y exuberante busto de la diva y sex symbol de la época. Otra cosa es la interpretación cuando se sale de mostrar sus encantos naturales. No nos parece en absoluto Welch una actriz para ese papel. Tampoco es nada convincente la de Brown, tieso como un palo. Se salva Reynolds maquillado de forma que recuerda mucho a Brando en "¡Viva Zapata!", pero sobre todo en "El rostro impenetrable".
Película distraída pues la acción es continua y bien rodada, pero no pasa de regular en su conjunto.