Seré sincero: no le tenía fe a esta película, básicamente porque tenía referencias de que abundaba en monstruos de toda laya. Cuántos hay finalmente o de qué clase, no interesa decirlo aquí, pero vale la pena aclarar, eso sí, que la excusa para introducirlos suena creíble en el contexto de una película fantástica. Más interesante aún es el desarrollo de la trama, que quizás no sea novedoso o revolucionario, pero sí muy eficaz, no obstante echar mano a recursos muy vistos pero, insistimos, siempre contundentes.

Precediendo a los monstruos susodichos está la espesa niebla del título, la cual se hace especialmente abundante hallándose el grueso del elenco en un supermercado. Pronto empezará a ser evidente que no resulta saludable salir a tan nebuloso exterior, en especial después de que algún personaje sea despanzurrado por esas cosas que merodean por ahí al amparo de la niebla. Una atmósfera de siniestro misterio es, entonces, el primer acierto. El segundo será el clima de encierro en el supermercado. Que la convivencia nunca es fácil es algo sabido, pero cuando es forzada, lo es más todavía. Y la guinda de este pastel viene a ser el espeluznante personaje encarnado por Marcia Gay Harden, quien compone a la señora Carmody, una fanática religiosa de ésas que atribuyen toda desgracia al castigo divino y parecen regodearse en la creencia de que Dios se complace en atormentar a quienes son, supuestamente, sus hijos amados; una mentalidad, por desgracia, más común de lo que podría pensarse. No es agradable estar encerrado junto a semejante ejemplar, sobre todo si su fanatismo es contagioso y pone en riesgo la integridad física (y demás está decirlo, mental) de quienes están alrededor.

Entre monstruos ficticios y otros demasiado reales, mucho más temibles éstos que aquéllos, transcurre LA NIEBLA, a la que sólo puedo reprocharle -dejando de lado ciertos efectos especiales un tanto repugnantes, pero ya habituales en el actual cine de terror- el final. Decididamente, no me gustó. No adelantaré nada, ni aun en un "spoiler", pero sí aclaro que no se trata de que escape a la lógica en el marco de la trama, ni nada por el estilo. Sencillamente, es algo personal. Ese tipo de finales no me gustan, es todo.