Robert Zemeckis ha vuelto a dar en el clavo, o al menos en lo que yo me espero cuando veo una de sus películas: contemplar como es capaz de contarme una historia, haciendo a la vez interesante lo que me cuenta y como me lo cuenta. Al margen de mi predilección por la fantasía épica resulta que el encargado es uno de los directores que mejor define lo que es o debería ser el cine, una forma de arte inmensamente entretenida. Desde que nos deslumbrara con su originalísima y archiconocida saga de "Regreso al Futuro" ha seguido haciendo cosas muy interesantes cada 2x3, siendo que en su filmografía cuenta con obras tan dispares como "Forrest Gump" o "¿Quien engaño a Roger Rabbit?".
Con Beowulf explora además el campo de la animación 3-D y si uno tiene la suerte de disfrutar esta película en un cine IMAX conseguirá sumergirse durante 2 horas en un trepidante poema épico. Puede que los personajes fallen en algunos momentos o que uno encuentre ciertos defectos fácilmente subsanables, sin embargo lo que aquí cuenta es la suma de las partes, siendo que el total no es una película, sino una experiencia.

Estaremos atentos, pero si esta técnica mejora creo que el futuro nos depara cosas alucinantes, cercanas a la realidad virtual, o sea, cercanas a hacernos entrar en la película.