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Spain Spain · barcelona
luguca rating:
9
Drama. Comedy A virtually plotless, gaudy, impressionistic portrait of Rome through the eyes of one of its most famous citizens.
Language of the review:
  • es
November 10, 2010
3 of 3 users found this review helpful
De nuevo Fellini. Es decir, el caos, la sátira, el barroquismo, la pasión por la vida. Ver esta película es oler y escuchar a Roma como un ser vivo y palpitante. Es, esencialmente, conocer esa ciudad, amalgama de tiempos, culturas, historias y arte, mucho arte.

No se puede expresar mejor la sensación que se tiene cuando te sumerges en una visita a la capital.

Lo mismo que el niño Fellini, viendo las diapositivas de Roma en su pueblo de las afueras queda fascinado por las imágenes -entre las que se "cuela" el sexo-, el espectador vuelve a caer en la fascinación cuando es el adulto Fellini quien nos permite acompañarlo en su experiencia vital. Todo se da a la vez: la arquitectura barroca y las ruinas romanas, la representación teatral y el histrionismo de un pueblo que vive en la calle, come en la calle, ama en la calle. Roma está viva y está toda a la vez; como en un enorme fresco de ciencia-ficción, las motos de los setenta -tendrían que ser Vespas- rodean el Coliseo, los tranvías conviven con las obras del metro, las catacumbas se asemejan a los refugios antiaéreos, mientras Popea y César declaman entre bambalinas, tan esperepénticos como la imagen hierática de Pablo VI o el trabajador de luciente calva, que insiste en repetir punto por punto el largo discurso del Mussolini.

De nuevo teatro dentro del teatro y dentro de la vida. No diré que hay escenas surrealistas, porque Roma y surrealismo ya me parece un pleonasmo. Y no destaco por encima de todas la escena del desfile de modas -que se lo merece- porque el accidente del comienzo de la película, con la autopista colapsada y las vacas desangrándose en el asfalto me parece una escena que resume certeramente la visión del presente acabando con un pasado rural, doméstico, vecinal, frente a ese tráfico incansable y ese ruido ensordecedor de todos contra todos.

Roma es un documento maravillosamente humano, con sus salidas de tono y sus estupendos diálogos- recuerdo el actor de "varietés", pésimo, que dice "Yo también tengo derecho a trabajar" y le contestan, con guasa:" ¡pues, búscate un trabajo!"; para disfrutar del genio del gran Fellini.
luguca
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