Ver una película de Netflix es como lanzar una moneda al aire. Cerca de la mitad (siendo generosos) son decentes y el resto, siendo además educados, digamos que suelen dejar mucho que desear. Más bien muchísimo. Sobre todo las que te anuncian con trailers intrusivos nada más entrar en la aplicación. He tenido la mala de suerte de ver en los últimos días bazofias como "El Padre del Año", "The Kissing Booth" o "La Lista de No Besar de Naomi y Ely". Abortos cinematográficos que no le desearía ni a mi peor enemigo.

Pese a ello, de vez en cuando me encuentro con películas aceptables, como "When We First Met" (que a la gente le pareció mediocre, pero que a mi me pareció más que decente) o "Alex Strangelove" (que aunque tampoco era nada del otro mundo, alcanzaba el notable bajo por tratar su trama con naturalidad y sin alardes), por lo que sigo arriesgándome cada cierto tiempo.

Por todo eso, ayer me puse a ver "A todos los chicos..." con algún que otro prejuicio más que justificado. Sin embargo, pronto estas reticencias iniciales se fueron esfumando mientras la película demostraba que tenía un guión que habían repasado más de dos personas y unos personajes que, si bien no se alejaban demasiado de los típicos clichés del género, parecían contar con personalidades bien definidas. El guion tampoco es especialmente brillante ni original, pero destaca entre la morralla de las películas románticas de instituto de la última década, sobre todo porque no trata al espectador como si fuera un completo idiota. La película acaba siendo algo previsible hacia la mitad, pero por suerte no se vuelve pesada ni demasiado pastelosa, por lo que me dejó un buen sabor de boca al final.

En definitiva y para rematar la crítica, película superior a la media de lo que suele estrenar Netflix desde hace un tiempo, gustará a los asiduos del género y no será detestada por los que la vean obligados por sus parejas.

Nota final: 7

(Quizá la nota esté un poco inflada por compararla demasiado con los pestiños que he visto últimamente)