Tomates verdes fritos es una película hogareña y emocional. Predecible sí, por supuesto; pero eso no le quita belleza a su historia y fuerza a sus interpretaciones. Kathy Bates se muestra como nunca antes: abierta a la comedia, a los llantos y a ser la mujer que todos queremos a nuestro lado. Jessica Tandy, por el contrario, es familiar y entrañable... La abuelita de la que todos querríamos escuchar un buen cuento. Desde mi punto de vista (casi siempre más admirativo qué crítico): maravilloso film.