Una de las mejores series infantiles y juveniles que se han rodado, pionera en su estilo, con unas maravillosas marionetas como protagonistas y cuidada hasta el más mínimo detalle. Se percibe mucho mimo y paciencia en su elaboración, no sólo en la preparación de la serie sino capítulo por capítulo, sin trucos digitales, todo muy artesanal, evitando excesiva violencia y con mensajes pacifistas en sus historias. Además carece de moralejas noñas en las que pecan las actuales y puede presumir de tener un buen sentido de la parodia y del humor, como buenos británicos.
Es interesantísimo ver su "making off" en el que se comprueba que su éxito sin precedentes no fue casual, de hecho en Gran Bretaña son aún casi una institución.
Todo un alarde de ingeniería, que como los buenos clásicos, visto hoy día, no ha perdido nada en absoluto, es más, hoy día sería imposible invertir tanto tiempo en un capítulo y se carecen de creadores de este tipo, capaces de hacer lo imposible con un presupuesto limitado y de echar tanto talento a falta de efectos y avances técnicos. Por último reseñar que el esquema dramático en el que un capítulo se puede desarrollar ha sido copiado hasta por Chuck Norris en la actualidad, aunque con resultados totalmente opuestos.