Alta fidelidad es una gran película orquestada por Stephen Frears que muestra una auténtica guía para entender a los hombres con altas dosis de ironía y sobre todo de contradicciones y egoísmos por parte del personaje principal, pero que el director consigue camuflar a la perfección creando una identificación con el personaje que encarna John Cusack, el genial Rob Gordon.
Rob Gordon nos cuenta en primera persona y dirigiéndose directamente al espectador (fórmula que permite la identificación con el personaje casi de manera instantánea) todos sus pensamientos y sus quebraderos de cabeza, en lo que parece una crisis de los treinta años haciendo balance (principalmente de sus fracasos amorosos) con el fin de recuperar una estabilidad perdida hace años y todo ello en clave de humor, pero un humor tan cotidiano, natural y lógico que lo hace magnífico.
Soberbios todos los actores en sus papeles, destacando como siempre la figura de Tim Robbins o el gracioso papel de Jack Black, que junto a una banda sonora adecuada para una película que tiene como uno de sus principales pilares la música, debido al tipo de vida de Rob Gordon, forman una buena combinación y sin duda una de las mejores elecciones hoy en día.