Lo cierto es que esperaba algo mucho peor. Santa Claus 2 sin duda pega un bajón importante con respecto a la primera parte, que tampoco es que fuera la película navideña definitiva, pero vista durante la época para la que fue concebida digamos que no da tanta vergüenza ajena como su principio parece denotar.

Quizá sea la mera presencia de Tim Allen, pero Santa Claus 2 es salvable siempre y cuando no te queden más elecciones -que suele haberlas-. Cuando entran en escena el resto de personajes secundarios, como el niño insoportable o el elfo que parece Lil Pump, todo adquiere un carácter mucho más televisivo.

No es que la aconseje, pero puede salvarte una tarde en familia.