Una muy buena película de Nicholas Meyer que quizá peque de demasiado larga. Los Pasajeros del Tiempo robaran demasiado de tu tiempo para lo que tienen que ofrecer.

Meyer tiene cosas buenas, pero destaca sobre todo la capacidad para presentar su época actual como el futuro. En lugar de ser la típica película que especula con el futuro decide ubicarse en el pasado para presentar nuestro presente -el de la época- como el futuro, y lo cierto es que consigue que nos metamos en el papel de Malcom McDowell y veamos cosas cotidianas como futuristas, desde un ascensor hasta un coche.

La parte de descubrimiento siempre es divertida. Acompañar al protagonista hacia el "futuro" y verle experimentar con todos los objetos siempre da gusto, pero creo que Meyer se ha pasado de rosca. Tanto es así, que la película no acaba de entrar en materia hasta pasada la primera hora de metraje, quedando todo lo anterior como una pseudo comedia mezclada con un romance algo insípido. Culpa de todo ello lo tiene un buen Malcom McDowell con un personaje bastante mejorable, que no para de cuestionar todo y no tener ningún tipo de reservas para levantar sospechas.

Tras esa primera hora la película cambia y torna hacia lo prometido. No tiene el carisma como para mantener la trama mucho más tiempo, pero el espectador ya llega muy agotado de la prolongada primera parte.