De la novela al celuloide

El hijo del acordeonista como ejercicio teórico, funciona bastante bien. Está basada en una novela que ya fue llevada a teatro con anterioridad. Pero a la hora de trasladar al cine se queda un poco corta. Es curioso ver cómo salta y juega con el lenguaje, del euskera al castellano pasando por el inglés, y podría haber sido un punto fuerte para el filme. Sin embargo, no consigue que el público empatice demasiado con los personajes. Si bien es cierto que realiza un retrato de la sociedad vasca durante los años de represión política e incluso de Euskadi ta Askatuta (ETA), pero no profundiza en ellos. Son el escenario sobre el que sucede la historia.

Se recrea demasiado en una nostalgia artificial que no consigue embriagar al espectador, y es una verdadera lástima.

La música pasa algo desapercibida

La música debería ser un aspecto importante debido a la profesión de acordeonista, pero pese a ello pasa bastante desapercibida y no le da emoción ni ritmo a la película.

Localizaciones

Las localizaciones tienen un encanto mágico que hablan por sí solas. Pero esto tiene también una pega, provoca que la trama avance de manera muy lenta y, en ciertos momentos, puede llegar a ser cargante. Una película con una duración de apenas 95 minutos debería ser más dinámica.

Conclusión

La historia que trata de contarnos El hijo del acordeonista es emotiva y bonita, pero en mi opinión, no termina de conectar con el espectador pese a tener varios puntos fuertes, como espléndida actuación de los actores o las localizaciones perfectamente escogidas.

Escrito por Conchita David
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