Que buen mal rato me ha hecho pasar ésta pequeña película estadounidense del director DAVID YARONEVSKY con éste estrambótico experimento que bebe del cine de superhéroes de ciencia ficción y del terror más contemporáneo que tiene como protagonista a un tierno e indefenso niño.

El mal no nace con él, ni tiene connotaciones diabólicas como en la PROFECÍA, tampoco es producto de una reencarnación, como en la reciente PRODIGY o fruto de un conjuro diabólico, como en HEREDITARY, aquí el mal viene del espacio exterior en forma de una especie de SUPERNIÑO bizarro, más malo que la quina y que da con la familia de padres más gilipollas que se podía haber encontrado, como no podía ser de otra manera, para que el niño se desate y de qué manera.

Un ritmo trepidante y la consabida ración de “susto o trato” hace de ésta película, un producto ideal para pasar el rato, si eres mayor de 16 años, ya que contiene alguna secuencia de esas que tienes que cerrar los ojos o gritar sin parar, como les ocurría a unas quinceañeras que tenía a mis espaldas.

Vistosa, bizarra, txunga y malvada; un auténtico festín para amantes del cine de terror contemporáneo y de crápulas sin escrúpulos hartos del “buenrollismo” del cine de superhéroes.