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Spain Spain · Murcia
Jabi rating:
10
Drama. Thriller A beautiful fugitive, Grace (Nicole Kidman), arrives in the isolated township of Dogville on the run from a team of gangsters. With some encouragement from Tom, the self-appointed town spokesman, the little community agrees to hide her and in return, Grace agrees to work for them. However, when a search sets in, the people of Dogville demand a better deal in exchange for the risk of harbouring poor Grace and she learns the hard way that ... [+]
Language of the review:
  • es
June 14, 2011
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Lars von Trier (“Bailar en la oscuridad”, “Riget”), es uno de esos artistas/creadores capaces de arrastrar continuamente a su legión de incondicionales fans, y de generar el escepticismo o la máxima exaltación entre el resto del público y la crítica. A nadie deja indiferente. Cada nueva película supone un paso más en su intención por romper con los moldes establecidos y rastrear nuevos caminos del lenguaje cinematográfico, como con el DOGMA ("Los idiotas"), o la Automavisión (“El jefe de todo esto”)

“Dogville” es la primera de una pensada trilogía (que continuaría con “Manderlay”), donde busca ahondar en la naturaleza humana, en la bondad y la maldad de las acciones del individuo, en el orgullo, la cobardía, los celos, la lujuria, las agresiones sexistas, las racistas, el sentido de culpa… El hilo argumental es Grace, una bella y en principio ingenua joven que, huyendo de los gángsteres, llega a Dogville, un pueblo perdido en la llamada América profunda. Allí, Tom, joven ilustrado y portavoz del pueblo, se ofrece a esconderla y como contrapartida ella se dispone a hacer pequeños servicios a cada uno de los vecinos para ganarse su confianza. Pero con el tiempo, y a medida que se va cercando su búsqueda por la mafia y la policía, las exigencias del trabajo y sus condiciones de vida se van endureciendo hasta los límites que… el director necesita para que comprendamos lo que en el fondo esconde.

Y Lars von Trier no es complaciente. No lo es ni en sus conclusiones (que no adelanto aquí pero que podemos decir supone uno de los finales más perturbadores que ha dado el cine), ni en su puesta en escena (que elimina de la decoración todo lo que distraiga la atención sobre lo que se cuenta -nada sobra, nada está ahí porque quede bonito-). Pasada la sorpresa inicial (que por desgracia provocó la deserción de bastante público, huidizo –y casi siempre con razón- del llamado “cine intelectual”) “Dogville” va, poco a poco, atrapándonos en sus emociones, haciendo un extraordinario uso del lenguaje cinematográfico, invisible pero del que nadie puede escapar.

A lo largo del relato cada personaje va a adquirir un carácter arquetípico, una representación de las ideas, o más bien inclinaciones morales, que les definirán, convirtiendo el resultado en un cuento moral con sentido alegórico, que bucea en la condición humana para que podamos percibir la tenue y frágil línea que separa la bondad y la maldad, el amor desinteresado de la utilización de las personas para fines propios. En definitiva de las debilidades y maldades a que podemos llegar.

“Dogville” es una de esas raras y grandes obras maestras (las imprescindibles) que de vez en cuando nos da el cine.
Jabi
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