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Alvaro3 rating:
4
7.7
40,946
Drama
Following a tough divorce, 40-year-old Lucas has a new girlfriend, a new job and is in the process of reestablishing his relationship with his teenage son, Marcus. But things go awry. Not a lot. Just a passing remark. A random lie. And as the snow falls and the Christmas lights are lit, the lie spreads like an invisible virus. The shock and mistrust gets out of hand, and the small community suddenly finds itself in a collective state of ... [+]
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- es
May 9, 2013
64 of 120 users found this review helpful
Somos cuatro gatos discrepantes (en este momento sólo 4 de 77 criticas la puntúan por debajo de 4). Entre los críticos especializados únicamente un par de valientes disidentes la ponen en su sitio.
Película de inverosimilitud extraordinaria, tiene mas trampas que una escopeta de feria, con la agravante de que las artimañas del guión son bastante groseras, pues el director ni siquiera hace el esfuerzo de meternoslas sin que se note.
Situaciones inauditas en un film de denuncia de una realidad que se presenta como plausible (spoiler).
Película de inverosimilitud extraordinaria, tiene mas trampas que una escopeta de feria, con la agravante de que las artimañas del guión son bastante groseras, pues el director ni siquiera hace el esfuerzo de meternoslas sin que se note.
Situaciones inauditas en un film de denuncia de una realidad que se presenta como plausible (spoiler).
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Cuando la directora de la guardería comunica a nuestro héroe que se le ha acusado de abuso sexual, éste - pasado un momento de comprensible aturdimiento- no reacciona. Se queda mudo, callado, y por lo tanto, en una actitud de sospechoso asentimiento. Se intuye que el personaje es retraído pero una cosa es ser apocado y otra es que frente a acusación tan grave el marmolillo oponga como toda defensa un silencio sepulcral y cómplice. Ni siquiera cuando la directora le “invita” a irse a su casa 2 días, nuestro mansurrón hace un mohín de queja. En la civilizada Dinamarca, de los derechos civiles y sociales, ni siquiera se le ocurre ir al sindicato para que le defienda del atropello..
La directora, con “cuarto y mitad” de testimonio, ya construye una causa general y con una premura insólita convoca a los padres para soltar la bomba atómica: “...se están produciendo en el parvulario “abusos sexuales”. Así, “abusoS sexualeS” en plural, metiendo a todos los niños en el saco y con el propósito de acojonar a los progenitores. La Directora oculta que el problema, en su caso, sólo afecta a una niña y se basa exclusivamente en su testimonio ¿Cuál es el fin de esta imprudente alarma con tan mínima base probatoria? ¿Que los padres saquen inmediatamente a los niños del cole y mandarla a ella al paro?.
Por dos veces la niña confiesa que todo es una patraña; pero lo que era fe ciega cuando decía que el profesor le había enseñado la pilila, se torna en duda extrema cuando lo niega. En ambos casos las palabras de la niña tienen la misma solidez, pero en uno es convicción plena y en otro desconfianza absoluta. Cuando la niña le confiesa a la madre en una escena -otra vez inverosímil- que todo es mentira, esta ni le presta atención y la despacha sin miramientos.
Al final de la película, sabemos que a la denuncia de abusos sexuales se habían sumado otros colegiales pero esto lo sabemos precisamente cuando se destapa que los testimonios eran falsos. El director oculta un dato fundamental (el posible crédito de la denuncia viene dado del apoyo de otros niños)...justo cuando nos informa de que todo se ha desmontado.
En toda la película, el protagonista demuestra una pereza formidable: recibe todo tipo de vejaciones morales y físicos (en el supermercado le dan de ostias) y no le vemos acudir a un abogado (solo al final en una conversación de pasada sabemos que alguien le esta defendiendo) pero ni presenta una denuncia por calumnias, por denuncias falsas, coacciones...ni siquiera una hoja de reclamaciones Nada, a recibir que es un masoca. Así, sabemos que Dinamarca no es un estado de derecho avanzado sino un estado con las garantías de una republica africana.
Hay en el rastro de Madrid embacaudarores con mas integridad moral que el cineasta Vinterberg
La directora, con “cuarto y mitad” de testimonio, ya construye una causa general y con una premura insólita convoca a los padres para soltar la bomba atómica: “...se están produciendo en el parvulario “abusos sexuales”. Así, “abusoS sexualeS” en plural, metiendo a todos los niños en el saco y con el propósito de acojonar a los progenitores. La Directora oculta que el problema, en su caso, sólo afecta a una niña y se basa exclusivamente en su testimonio ¿Cuál es el fin de esta imprudente alarma con tan mínima base probatoria? ¿Que los padres saquen inmediatamente a los niños del cole y mandarla a ella al paro?.
Por dos veces la niña confiesa que todo es una patraña; pero lo que era fe ciega cuando decía que el profesor le había enseñado la pilila, se torna en duda extrema cuando lo niega. En ambos casos las palabras de la niña tienen la misma solidez, pero en uno es convicción plena y en otro desconfianza absoluta. Cuando la niña le confiesa a la madre en una escena -otra vez inverosímil- que todo es mentira, esta ni le presta atención y la despacha sin miramientos.
Al final de la película, sabemos que a la denuncia de abusos sexuales se habían sumado otros colegiales pero esto lo sabemos precisamente cuando se destapa que los testimonios eran falsos. El director oculta un dato fundamental (el posible crédito de la denuncia viene dado del apoyo de otros niños)...justo cuando nos informa de que todo se ha desmontado.
En toda la película, el protagonista demuestra una pereza formidable: recibe todo tipo de vejaciones morales y físicos (en el supermercado le dan de ostias) y no le vemos acudir a un abogado (solo al final en una conversación de pasada sabemos que alguien le esta defendiendo) pero ni presenta una denuncia por calumnias, por denuncias falsas, coacciones...ni siquiera una hoja de reclamaciones Nada, a recibir que es un masoca. Así, sabemos que Dinamarca no es un estado de derecho avanzado sino un estado con las garantías de una republica africana.
Hay en el rastro de Madrid embacaudarores con mas integridad moral que el cineasta Vinterberg