Aunque sólo sea para saber los pormenores de lo que supuso el gran expolio alemán de las obras de arte, con el bochornoso beneplácito de los gobiernos colaboracionista y cómo posteriormente éstos han querido enterrar ese pasado, vale la pena ver "La dama de oro". Si además cuenta con una actuación soberbia de Helen Mirren resulta una velada de lo más entretenida.
No por ello se puede reconocer cierto academicismo en la formas. Conformismo no sólo formal sino en la falta de profundidad de asuntos que pueden resultar polémicos en su exposición y que aquí prefieren tratar sin cargar la tintas para contentar así a una audiencia amplia.
Evidentemente ya sabía que esto no iba a ser "El piano" pero a pesar de no serlo explica de manera bastante ilustrativa un episodio espinoso de la historia del siglo XX.
La narración en paralelo del pasado y el presente es de lo más eficaz y la reconstrucción de la causa que lo motiva una excusa excelente de la que muchos no teníamos ni idea.
Lo mejor: la huida de Alemania.
Lo peor: Ryan Reynolds queda muy por debajo de la réplica que se merece la Mirren.