Película-denuncia sobre el genocidio de Ruanda que trata al mismo tiempo de enternecer al espectador con la lucha por la vida del gerente de un hotel de lujo de Kigali, interpretado magníficamente por Don Cheadle, y de señalar a los culpables de la situación de dichos acontecimientos.

Si bien la parte humana y emotiva es admirable, y hay que resaltar que es una de las mejores muestras de cómo se puede pelear por salvar no sólo a los tuyos sino a todos los seres humanos que puedas de la tragedia, cojea portentosamente en la parte política, haciendo aseveraciones que además de ser erróneas, conducen ineludiblemente a contaminar al espectador medio predisponiéndole contra ciertos organismo internacionales como las Naciones Unidas.

El director nacionalista irlandés y pro-IRA Terry George, se encuentra en su salsa cargando contra aquellos países a los que de una u otra forma han debilitado su causa. Para ello no duda entre otras cosas en afirmar que la diferencia entre hutus y tutsis fue creada por el colonialismo belga de forma artificial. Huelga decir que cualquier ciudadano que lea un poco sobre el asunto sabrá que el conflicto se remonta siglos atrás y que las matanzas desgraciadamente se producían cíclicamente, y que ambas etnias tuvieron orígenes y llegadas distintas a dicho país. No puedo tampoco olvidarme del cierto deprecio y falta de reconocimiento que UNAMIR (el contingente de paz de Naciones Unidas) sufre en el film, y que tuvieron que sufrir en sus carnes una importante cantidad de bajas humanas defendiendo a la población local.

La contradicción suele ser norma habitual entre los demagogos, que critican las intervenciones cuando se producen y claman al cielo cuando esta se retrasa. Evidentemente para algunos siempre se harán mal las cosas, menos ellos que son perfectos.

“Hotel Rwanda” es una película notable como drama humano, pero al mismo tiempo tremendamente tergiversador en lo ideológico con aquellos desprevenidos telespectadores que muerdan el anzuelo.

Nota: 6,5.