La figura de Mandela queda revalorizada en esta adaptación del libro del mismo título. Lo cierto es que de un modo muy sencillo y eficaz se nos muestra las dificultades del entonces Presidente para poder conciliar a los dos bandos de su país.

Mandela advirtió que los símbolos son fundamentales, y en la película se nos muestra cómo comprende que algo supuestamente banal, como la selección de rugby, puede ser un instrumento eficaz para lograr que sus ciudadanos luchen por una meta común bajo una misma bandera.

Quedan muy bien retratadas las tensiones iniciales entre los vencedores y vencidos y posteriormente en el segundo tramo de la película se centra más en el aspecto deportivo. El conjunto es una película muy entretenida y conmovedora, con un gran mensaje moral.