En la ciencia ficción no todo deben ser grandes historias de colonización, salvación de la especie y guerras entre civilizaciones. Si la humanidad quiere conquistar las estrellas, se encontrará con toda clase de accidentes en su camino, cualquier logro al que pretenda acceder lo hará a través de un puente de cadáveres. Y en ese contexto se desarrolla Gravity, un accidente desafortunado, los cuerpos que flotan en el espacio sin gravedad, tan solo sujetos a su propia inercia. Gravity es extraordinaria, magnífica. Lejos de concentrarse en ese agobio y opresión en espacios cerrados en la que parece basarse por los trailers, es una película repleta de esperanza, de sacrificio, de lucha, e incluso de ternura en algunas escenas. Recomienda verla, aunque tan solo sea por esa nueva dimensión del cine que cobra vida en las pequeñas pero extraordinarias gestas de la ciencia ficción. O simplemente para contemplar a esa Sandra Bullock de 49 años pero que parece conservarse mejor que nunca.