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Spain Spain · Barcelona
edug rating:
6
Western A cadre of men employed by powerful strip-miner Coy LaHood (Richard Dysart) rides into a small mining encampment and begins shooting up the place. One of the terrorists kills the dog of young Megan Wheeler's (Sydney Penny). As Megan buries her pet, she says a prayer, begging the Lord to send someone to defend them. Later Megan sits with her widowed mother (Carrie Snodgress) and reads from the Bible: "And I saw, and behold, a pale horse, ... [+]
Language of the review:
  • es
January 18, 2017
3 of 4 users found this review helpful
El carismático Clint nos sirve una nueva versión de “Raíces Profundas” para su absoluto lucimiento. Para ello se rodea de un reparto de caras segundonas en las que sólo sobresale el buen trabajo del televisivo Moriarty como granjero protagonista y la presencia física de dos feazos como el gigantesco Richard Kiel, el tiburón de dos James Bond, y el gánster volador de los intocables.
Y por supuesto alguna mujerzuela y una jovencita que sustituye al niño de la original que por supuesto ser verá atraída físicamente por el “reverendo” pistolero.
La ambientación de la historia es uno de los puntos fuertes de la película. Nos encontramos con paisajes poco transitados hasta el western de aquellos momentos. Una gris, realista y sucia ciudad minera. El sempiterno conflicto entre ganaderos y agricultores cambia por un mensaje algo más ecologista. Los ganaderos pasan a ser depredadores mineros que destrozan todo a su paso con su despiadada explotación y no dudan en contratar a una pléyade de matones de largos abrigos para meter en cintura a los aldeanos contestarios.
Y cuando se ponen a cometer tropelías, que para eso les pagan, aparece la figura del ínclito Clint cargado de una suerte de carga sobrenatural (realismo mágico chungo o redención cristiana del viejo testamento) y empieza su descreída tarea de liberación popular.
Tampoco hay que olvidar otro aspecto de interés como es la confrontación entre la naturaleza, muy presente en todo el metraje con una bonita fotografía diríase que tomando ejemplo del gran Anthony Man con esos picos nevados y una corrupta industrialización descontrolada.
A pesar que el Reverendo y su brazo justiciero son el motor que hace avanzar la trama del filme, la película presenta una muy buena factura visual. Ni sobran planos, ni se embarca en irritantes ejercicios de estilo. Más rastros de Siegel que de Leone como dirían los puristas.
El clímax y duelo final son estupendos y la planificación de los tiroteos sirve como ensayo para los de la aclamada “Sin perdón”.
A pesar de ser muy inferior a “Raíces profundas” no es desde luego una mala película y es de agradecido visionado para todos los seguidores de Eastwood o amantes del cine del oeste en general.
No olvidemos tampoco la reivindicación que hace Eastwood del género al reversionar un clásico en una época en la que parecía casi completamente olvidado y que su figura tanto ayudó a resucitar.
edug
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