De la pintoresca filmografía de Manuel Esteba poco puede salvarse. En todo caso se salvarian dos cintas infantiles que serian "El aprendiz de clown" y "Hola, señor Dios" en las que demostró una cierta sensibilidad y el dominio de ciertos tonos cinematográficos. Por lo demás sus películas eróticas son penosas y las de humor bastante cutres. En el campo del western los resultados son bastante discretos pues "Una cuerda al amanecer" se caracteriza por su nulo sentido del ritmo y por poseer una atmósfera totalmente contrapuesta a las exigencias del género. El western requiere sobre todo vigor y energía y aquí esos dos conceptos brillan por su ausencia resultando incluso desordenada la mediocre narración. Hay algunos westerns de esta época que consiguieron sacar partido de la falta de medios y de un tono más o menos lánguido que adoptaron ya que por lo menos se conseguia mantener medianamente la atención pero en "Una cuerda al amanecer" existen muchas limitaciones y no se compensan con nada de interés. Finalmente se desaprovecha un poquito un reparto donde hay algunas interesantes figuras como Mónica Randall, Pierre Brice o Fernando Sancho que brillaron en películas anteriores y que aquí no tienen muchas oportunidades de lucimiento. A pesar de ese desaprovechamiento son los actores los que salvan al film del fracaso total.