Una película interpretada por Silvia Tortosa poco antes de empezar a presentar el mítico programa de TVE "Aplauso" que se mantuvo bastante tiempo en las pantallas con un extraordinario éxito. Las escenas de destape y la vulgaridad de algunos diálogos restan interés a esta propuesta de película divertida. Por lo demás la película contiene esas cualidades que han convertido a Lazaga en un personaje mítico dentro de la historia del cine español. Se situa ya en los últimos momentos de su carrera y supone su última reunión profesional con el productor José Luis Dibildos. Siempre que se reunian en una película los nombres de Lazaga y Dibildos salian productos muy aceptables y aunque de esos productos es "Vota a Gundisalvo" el menos elegante de todos el film guarda todavía algunos alicientes. El film es un producto típico de su momento que ofrece una estampa relativamente amable de la España de entonces y por partida doble ya que el tema es la política tomada a broma. Por eso tiene un cierto valor como documento. Dentro del nefasto panorama ofrecido por el cine español en general durante esta época esta película destaca discretamente y además Laly Soldevila animó con gracia y personalidad el desarrollo de la obra. Antonio Ferrandis ya había intervenido en varios films de Lazaga anteriormente en papeles secundarios y aquí por fin accedió al protagonismo. Y narrativamente la película mantiene el tipo aunque el tono resulte desangelado en algunos momentos.