Como era de prever, el cine familiar no tardaría en llamar a la puerta del enorme actor como ya hizo en su día con su querido amigo Arnold. Y lo hizo en mi opinión de una manera acertada. Podemos decir lo predecible que es el transcurso de la historia o lo trillada que es la idea si nos queremos centrar en los puntos negativos. Ahora bien, si por el contrario queremos enfocarnos en lo positivo, tenemos una cinta de lo más tierna. La clave está en el cambio tan notorio que se produce en el protagonista cuando este madura y se vuelve un buen padre. Un hombre que tiene todo cuanto puede desear ( dinero, fama, un trabajo que le encanta, una casa de ensueño) que no esperaba tener una hija y de repente su vida cambia al darse cuenta de que su verdadera felicidad está en su pequeña. Todo lo demás que tenía pasa a ser completamente secundario. Destacar que la película es bastante divertida y sus toques de humor están bien. Lo único que no me gusta es el romance que se sacan por arte de magia entre el prota y la profesora de ballet. Sobraba totalmente, pues era innecesario y forzado.