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Arisador rating:
7
Mystery. Fantasy Kit (AnnaSophia Robb), a difficult young girl, is sent to the mysterious Blackwood Boarding School when her heated temper becomes too much for her mother to handle. Once she arrives at Blackwood, Kit encounters eccentric headmistress Madame Duret (Uma Thurman) and meets the school’s only other students, four young women also headed down a troubled path. While exploring the labyrinthine corridors of the school, Kit and her classmates ... [+]
Language of the review:
  • es
August 4, 2018
12 of 23 users found this review helpful
Todo podría haber salido mal. Jurado. Que se venda como lo nuevo de los productores de Crepúsculo es la primera señal de advertencia. Tal vez el hecho de que lo dirija alguien sin miedo a adentrarse en situaciones de riesgo o a romper con las expectativas del espectador compense la bajona del tipo de proyecto.
Al menos del tipo de movida que superficialmente es: 5 chicas, 1 academia, Uma Thurman morena, rollo terror a lo blumhouse; perfectamente este juego de malabares podría haber acabado con cada uno de esos elementos por los suelos. Pero no. Sorprendentemente no.


Rodrigo Cortés siempre ha demostrado, como mínimo, tener ganas de jugar. Sea el proyecto que sea, a veces con mayor o menor éxito. Por fortuna normalmente se ha dado más la primera situación que la segunda. Y en Down a Dark Hall continúa con esa estela.
En esta historia sobre la madurez como única vía fructífera a la adolescencia adornada con elementos sobrenaturales se antepone la mirada de un cineasta con la extraña necesidad de hacer cine. Parece una gilipollez inmensa la frase y puede que lo sea pero las intenciones que subyacen en absoluto lo son.
Aborda cada mínima escena con la profesionalidad y buen hacer adecuados; si necesita marcarse un instante de presentación espectacular de un lugar titánico va a usar cada elemento audiovisual que se encuentre en su mano para hacerlo, por ejemplo, el plano largo tan bien coreografiado con el que Blackwood es mostrado, en primer lugar a los personajes y en último término a nosotros, un efecto kuleshov resuelto con un movimiento de cámara en lugar de un contraplano.


Lo mágico en esta película es eso, que hasta los instantes menos espectaculares en un primer momento en guión adquieren fuerza y resuenan en el espectador. Su poderosa puesta en escena con travellings desquiciados deudores de Scorsese junto a su montaje arrollador y a la par tensamente pausado cuando lo requiere logran crear una experiencia eminentemente visual donde los buscados huecos de su guión son rellenados por las emociones nacidas en el espectador. Mención de honor a la trabajada edición de sonido con cada mínimo detalle completando la imagen y a la música de Víctor Reyes, de nuevo soberbia tras trabajos como Grand Piano.


Además exquisito el gusto de recoger referencias a obras como Arrebato o la que constantemente estaba en mi cabeza durante su proyección, Don't Look Now de Nicolas Roeg.


Puede que haya algún sustito, cierto suspense sostenido o un constante malestar interno pero Rodrigo Cortés siempre apela a una sincera y bella emoción, porque tal y como se menciona en la propia obra, todas las historias en el fondo tratan de amor.
Arisador
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