Con un montaje caotico, sobredosis de metraje, y unas interpretaciones poco más que justitas (excepto el indio, que es penoso), nos encontramos con una peli cuyo argumento principal no queda bien definido, y que se pierde en excesivos flash-back que interrumpen notoriamente el ritmo de la narración. La fotografía es excelente, así como la banda sonora y la ambientación (aunque esto no es nuevo en los productos del señor Eastwood), y las escenas bélicas son casi perfectas; pero su fragmentación y el intercalado de largas escenas con diatribas a veces anodinas y repetitivas, les hacen perder toda la fuerza que en principio poseen, relégandolas a un segundo plano argumental.
Más orientada a la crítica sobre el politiqueo, que no a cuestiones bélicas, es ésta una película aconsejable a tramos (en especial todos los referentes a la batalla, y el elegante final), pero que contiene momentos de sopor y se hace excesivamente larga.
Recomendable, desde luego, pero con reservas y avisando de que no es una película bélica en el sentido más estricto de la expresión.