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Cuba Cuba · Guanabacoa
Kingo rating:
2
Fantasy. Action Peter Parker has finally found the balance he's longed for between his love for Mary Jane Watson and his responsibilities as Spider-Man. The city of New York and it's citizens are at last coming around and appreciating everything he has done as his crime-fighting alter ego, and Peter is in the running for a staff job at the Daily Bugle. However, everything Peter has worked for is about to unravel. Flint Marko, while fleeing prison, is ... [+]
Language of the review:
  • es
June 2, 2007
66 of 112 users found this review helpful
Pues resulta que según esta birria mayúscula, Nueva York ama y venera a Spidey (en el comic siempre fue odiado y temido por sus conciudadanos), Gwen Stacy aparece como mera comparsa (en el comic era su primera novia, que acababa asesinada por el duende), y Peter Parker es un subnormal integral que lo mismo te hace palidecer de verguenza ajena con momentos "Tony Manero", como te provoca arcadas monstruosas con bailoteos infames que hibridan lo peor de algunas escenas de "Cocktail" y "El bar Coyote".
Los diálogos son de una gilipollez absoluta, abundando frases del calibre de "Cuando tienes problemas se resuelven, se hablan; se resuelven hablando", recitadas como si se tratase de alguna cita importante de Séneca o Confucio, siempre por un Parker interpretado repulsivamente por un Maguire que se limita a poner cara de imbecil pasmado durante toda la cinta.
Mención especial para varios personajes secundarios como el hombre de arena, aqui reconvertido en una especie de Hulk aún más tosco, un Duende Verde que ni es duende, ni es verde, ni es malo, y lleva el monopatín de Regreso al Futuro III, y sobre todo un Venom despojado de todo interés, y digitalizado con un Spectrum de aquellos que aún funcionaban con vapor.
Larguísima, de un aburrimiento que si no es mortal poco le falta, y supurando caspa, horterez, y cutrería a toneladas, nos encontramos ante una chapuza que jamás debiera haberse filmado. Pero Stan Lee, antaño un genio y hoy un yayo chocho en busca de apurar hasta el último dólar que pueda sacar a su gloria pasada, también se presta al esperpento asomando el careto en un cameo inolvidable por el odio que llega a generar.
Tan recomendable como presumír de que eres capaz de eructar todo el alfabeto, en plena primera cena con los padres de tu pareja, y demostrarlo.

Por otra parte, avisar a los mongos que continúan fusilándome las críticas de cinco en cinco, que aprovechen estos momentos porque ya se acaban. En la número 666 me plantaré, y deberán buscarse algún entretenimiento a la misma altura intelectual, como enderezar plátanos con el ojete o practicar la coprofagia con palillos de restaurante chino.
Kingo
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