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Dexter Bernaldez rating:
5
Drama Vinz (Vincent Cassel), who is Jewish, Hubert (Hubert Kounde), who is Black, and Said (Said Taghmaoui), who is Arabic, are young men from the lower rungs of the French economic ladder; they have no jobs, few prospects, and no productive way to spend their time. They hang out and wander the streets as a way of filling their days and are sometimes caught up in frequent skirmishes between the police and other disaffected youth. One day, a ... [+]
Language of the review:
  • es
September 29, 2006
66 of 122 users found this review helpful
Mathieu Kassovitz, actor galo bastante competente, realizó hace ya década larga este popular exponente del cine quinqui, consolidado con el paso de los años como título de culto. Y, la verdad sea dicha, no sé que ve la gente en esta película que no hayamos visto ya tropecientas veces en el telediario, con el único (y dudoso) aliciente de estar rodada blanco y negro.

Como digo, el tono de documental, cámara en mano, y la puesta en escena, pretendidamente desprovista de artificios, no hacen más que acentuar el tufillo a rancio, a rollete 1.000 veces narrado, contado y visualizado. Las influencias del neorrealismo italiano, en general, y Rosselini, en particular, le vienen a Kassovitz demasiado grandes. Igualmente irritante resulta el montaje episódico, intercalando digitos horarios a modo de transición entre escenas (recurso más propio de un cortometrajista amateur que otra cosa). Se puede decir que la película mejora cuando deja a un lado su estética de todo a 100 y profundiza un poco en los personajes principales.

La historia, reducida por sus artífices a la mínima expresión, va sobre tres colegas del extrarradio parisino, un negro, un judío y un musulmán (sí, sí, parece un chiste) que se encuentran la pistola perdida de un policía y deciden que hacer con ella. El más tonto, interpretado por Vincent Cassell, quiere vengarse de los polis a toda costa, disparando al primero que se le ponga a tiro. Los otros, en vano, intentan quitarle esa idea de la cabeza. Una escapada al centro de la capital los pondrá a prueba.

Mucha barriada, muchos canutitos, enfrentamientos con la policía, atracos chapuceros, etc... constituyen la tónica general del metraje, adornado con alguna escena que otra bastante lograda. A su favor, decir que los protagonistas, más allá de su indefinición, acaban por hacerse simpáticos y entrañables. Sin embargo, sus desdichas están tan sacadas de quicio, tan mecánicamente exageradas, que acaban resultando totalmente inverosímiles, hasta el punto de que más que una ficción con apariencia de documental, pareciera que estemos viendo una sucesión de cortos transgresores alargada hasta la extenuación. El final, presuntamente impactante, no sorprende a nadie y está metido con calzador.
Dexter Bernaldez
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