Al menos durante la primera parte de la película. Solo faltaban Povedilla y el Gitano. Que cafres que llegaban a ser; tenía más pinta de comedia que de thriller. A raiz del ataque en la fábrica (menudo susto que pega la imagen) cambia totalmente, como cambian los roles del inspector y el detective (el ayudante sigue igual, con la pierna floja y dispuesto a dar patadas a la mínima). La atmósfera axifisiante hace el resto; ahora si hay intriga a tutiplén: quien es el asesino, cuando va a suceder el siguiente asesinato... La última escena nos deja la misma cara que al inspector reciclado en comercial.