Dejemos aparte la genial interpretación de Hanks, su memorable relación con Wilson, la propaganda comercial a una empresa de transportes y todos los tópicos que arrastra esta película. Yo prefiero leer el mensaje sobre la soledad que lleva implícito.
Porque todos somos náufragos en la isla del tiempo, de la necesidad y de los deseos.
La única arma, el único poder que de verdad nos queda, es el de poder elegir, todo lo que nos quita el tiempo y las circunstancias nos lo devuelve la vida, en forma de poder de elección. Pero la soledad, esa soledad que nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos... ese fantasma lo llevamos dentro, ya sea en una isla desierta o en una ciudad con millones de habitantes...Te amo, Wilson.