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Caligari sin gabinete rating:
10
8.1
35,727
Drama
Antonius Block (Max Von Sydow), a knight, returns from a 10-year crusade with his squire, Jöns (Gunnar Björnstrand), to find his homeland ravaged by the plague. When the black-cloaked figure of Death (Bengt Ekerot) appears to claim them, Block, whose war experiences have left him cynical about the existence of God and the afterlife, challenges Death to a game of chess to stall for time and gain some insight into the meaning of life ... [+]
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- es
July 14, 2013
10 of 11 users found this review helpful
El cielo, el océano, la inmensidad, o Dios mismo. En la playa, un caballero y su escudero, como dejados por la marea, o caídos del cielo. Despierta el sombrío caballero y cabila acerca de Dios y del abismo, cuando se le aparece la muerte, que a nadie perdona. El caballero ansía saber qué hay al otro lado, pero tiene miedo y desea primero entender a Dios y a la muerte, vencerla racionálmente y desentrañar su misterio.
Espléndida obra ésta, y parece que con poco presupuesto. La ambientación histórica está aquí al servicio de la obra, y no al revés, lo cual es muy respetable. Bergman escogió el siglo XIV por ser una de las épocas de crisis por excelencia en Occidente, en la que la muerte fue importante protagonista. Guerra, pestes, hambre, muerte y una religiosidad exacerbada. Memento mori. A diferencia de otros trabajos sobre el tema, que muestran el recurso a la religión en una dimensión más material, la propuesta de Bergman es puramente metafísica, en el sentido tradicional de la palabra, y sus personajes responden a diversas actitudes de corte libresco.
Es una película sencilla de entender y muy teatral, donde los diálogos se llevan el gran peso, pero sin que esto termine por ser un obstáculo. Es más, agradezco sus imágenes y bella dirección. Así, por ejemplo, en la primera ronda de ajedrez tenemos el mar y el cielo de fondo (se plantea la pregunta trascendental), pero ya en la segunda, la imagen bucólica del grupo de amigos compartiendo unas fresas silvestres, y con un caballero mucho más sereno. La tropa de personajes dispares forma un bonito cuadro que va encajando muy bien a lo largo de la historia, muy bien montada. La teatralidad bien intencionada puede cargar en unas pocas ocasiones, como en el almuerzo de fresas y leche - ''qué hermosa es la amistad'' - pero en otras resulta de lo más acertada. Este buen guión - que, insisto, lo veo muy teatral - en unas manos menos hábiles, podría haber sido un fracaso de película, un simple teatro filmado, pero Bergman me ha demostrado se puede crear una fantástica obra cinematográfica con fundamento en una obra de teatro.
El resto en spoiler.
Espléndida obra ésta, y parece que con poco presupuesto. La ambientación histórica está aquí al servicio de la obra, y no al revés, lo cual es muy respetable. Bergman escogió el siglo XIV por ser una de las épocas de crisis por excelencia en Occidente, en la que la muerte fue importante protagonista. Guerra, pestes, hambre, muerte y una religiosidad exacerbada. Memento mori. A diferencia de otros trabajos sobre el tema, que muestran el recurso a la religión en una dimensión más material, la propuesta de Bergman es puramente metafísica, en el sentido tradicional de la palabra, y sus personajes responden a diversas actitudes de corte libresco.
Es una película sencilla de entender y muy teatral, donde los diálogos se llevan el gran peso, pero sin que esto termine por ser un obstáculo. Es más, agradezco sus imágenes y bella dirección. Así, por ejemplo, en la primera ronda de ajedrez tenemos el mar y el cielo de fondo (se plantea la pregunta trascendental), pero ya en la segunda, la imagen bucólica del grupo de amigos compartiendo unas fresas silvestres, y con un caballero mucho más sereno. La tropa de personajes dispares forma un bonito cuadro que va encajando muy bien a lo largo de la historia, muy bien montada. La teatralidad bien intencionada puede cargar en unas pocas ocasiones, como en el almuerzo de fresas y leche - ''qué hermosa es la amistad'' - pero en otras resulta de lo más acertada. Este buen guión - que, insisto, lo veo muy teatral - en unas manos menos hábiles, podría haber sido un fracaso de película, un simple teatro filmado, pero Bergman me ha demostrado se puede crear una fantástica obra cinematográfica con fundamento en una obra de teatro.
El resto en spoiler.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
En resumen, el director y creador se limita a trasladar al otoño de la Edad Media posturas existenciales del siglo XIX y cuestiones religiosas varias al respecto del silencio de Dios. El caballero existencialista contrasta con el pícaro escudero, escéptico, y estos a su vez con la chica muda, que ve en el silencio la única actitud posible. El fraile y los flagelantes utilizan el miedo religioso como arma represora contra las gentes. La institución es criticada, o al menos mostrada en carne viva. Y María y José (ejem, ejem...), vitalistas y creadores, ambos artistas, son los únicos que vivirán para el futuro.
Es cosa mía, pero creo que Bergman se representó a sí mismo en la figura del pintor de frescos que aparece en el principio de la película. Os dejo este fragmento de diálogo:
''No hay que tratar siempre de alegrar a la gente, hay que asustarla de vez en cuando (...) 'Éste es mi mural, y que cada uno saque su consecuencia.'
Que cada uno le de su sentido. La muerte, al fin y al cabo, no sabe nada, simplemente actúa implacablemente, llevándose a caballeros y a escuderos, a ricos y a pobres. Todos bailarán para la eternidad, como en la obra medieval 'La danza de la muerte'.
Es cosa mía, pero creo que Bergman se representó a sí mismo en la figura del pintor de frescos que aparece en el principio de la película. Os dejo este fragmento de diálogo:
''No hay que tratar siempre de alegrar a la gente, hay que asustarla de vez en cuando (...) 'Éste es mi mural, y que cada uno saque su consecuencia.'
Que cada uno le de su sentido. La muerte, al fin y al cabo, no sabe nada, simplemente actúa implacablemente, llevándose a caballeros y a escuderos, a ricos y a pobres. Todos bailarán para la eternidad, como en la obra medieval 'La danza de la muerte'.