Insufrible documental sobre influencers que parece una mezcla entre The Office sin gracia y la película Idiocracia de Mike Judge. Tenemos representados dos bandos: los maestros infravalorados -en términos de seguidores- de este mundillo (Samantha Hudson y Esty Quesada) y los demás. Sin ser yo muy fan de ninguno de los presentes -ni de los influencers en general-, cada día me siento más representado por Samantha y Esty; sobre todo de ésta última, pues cada comentario, gag o chascarrillo, sea parodia o sea su pensamiento real, me sacaba una carcajada y revitalizaba mi sentimiento de superioridad sobre todos los demás personajes. No tiene desperdicio sus intervenciones y reflexiones sobre las RR.SS. Al menos en el primer capítulo, no me digno a continuarlo.

Al igual que el reciente documental sobre Pornhub de Netflix, este documental sirve de escaparate y blanqueamiento del medio. No aporta lo que todo el mundo quiere realmente saber: por qué se sigue invirtiendo en ellos, qué mueven entre los jóvenes y cómo esto existe. En cambio, nos ofrecen lo de siempre: comentarios vacíos de personas mononeuronales con ningún mundo interior que quieren destruir los medios de comunicación tradicionales porque se creen el 'no va más' de este mundo cuando, aunque no lo sepan, y se deje en evidencia en solo 15 minutos de documental, son personas cosificadas por las marcas y solo sirven para intoxicarnos de más y más publicidad... como bien predijeron en Ideocracia (Ah, gracias por contribuir con los viejos medios, influs).

Me quedo con las tres o cuatro frases que ha soltado Carla, una tiktoker cualquiera, para representar el sentido de verme este documental: Yo no sé qué hacía allí; yo no sé; en plan, no sé.