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Spain Spain · Córdoba
Talía666 rating:
4
Drama After her husband's suicide, Blanche, helpless and disoriented, takes refuge in New Orleans at the home of her young sister Stella, married to the brutish Stanley Kowalski. While trying to start a new life for herself, Blanche begins to frequent several of Stanley's friends and becomes close to the timid Mitch, who is fascinated by her ambiguous behavior. All too soon, however, bending to the constant pressure she is under in her new ... [+]
Language of the review:
  • es
November 14, 2013
49 of 74 users found this review helpful
Ya sabemos que Tennessee Williams es un señor bastante tremendo. De todo tipo de relaciones te saca el tío un dramón, pero lo que no se le puede negar es la originalidad al abordar temáticas novedosas. En “Un tranvía llamado deseo” aborda nada más y nada menos que el espinoso asunto de los cuñados, tema que más tarde volvería a tocar aunque de soslayo en “La gata sobre el tejado de zinc”. Os acordáis de la horripilante cuñada perpetuamente embarazada de Newman?

En fin, en esta historia hay un indiscutible protagonista visual: Brando. Su presencia es pura belleza, animalidad, erotismo e invitación al pecado. Cada una de los fotogramas en los que aparece podría formar parte de un calendario erótico. La suya es una masculinidad de esas potentes que emboba pero que da hasta miedo. Una masculinidad que, por cierto, debía fascinar a Williams porque prácticamente todos los protagonistas varones de sus obras están cortados por el mismo patrón: rudos, alcohólicos, muy machotes, bruscos en su trato con las mujeres, incluso hasta llegar el maltrato… Vamos, que al bueno de Tennessee debían irle bastante los chulazos.

Frente a la fascinante bestialidad de Brando-Kowalski, la inquietante presencia de la cuñada chiflada, Vivien Leigh, un personaje también bastante poderoso pero con un tipo de poder mucho más sutil, basado en la manipulación y la explotación de su aparente fragilidad. Por fuerza ambos personajes tienen que chocar, aunque en ese choque hay mucho de atracción, al menos por parte de Blanche, y de deseo de dominio por parte de Stanley.

Entre ellos, el personaje sumiso y conciliador de Stella. Hay que reconocer que Williams retrata magistralmente cómo funciona la violencia doméstica, incluso en unos tiempos en los que este asunto no solía salir del ámbito de lo privado. La irresistible atracción de Stella hacia su marido alterna con el rechazo por su brutalidad y así transcurre durante toda la película hasta que al final se ve obligada a elegir.

Elia Kazan lleva esta historia a la gran pantalla a pesar de su carácter eminentemente teatral, lo que constituye su principal defecto. Precisamente por este carácter la interpretación de Vivien Leigh desde el punto de vista cinematográfico resulta muy chocante, está más que sobreactuada. Leigh interpreta perfectamente a una Blanche de escenario pero en la pantalla chirría un montón.

Personalmente no tengo nada contra las adaptaciones cinematográficas de obras teatrales, siempre y cuando quien las lleva a cabo sea plenamente consciente del cambio de formato y de la necesidad de romper con los códigos de la dramaturgia. Y en mi opinión en este film Elia Kazan no lo consigue, sobre todo por el personaje de Blanche. Por contra, no hay nada más puramente cinematográfico que la presencia imponente de Brando. Vamos, que lo comío por lo servío.
Talía666
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