Interpretada por Peter Simonischek y Sandra Hüller, este film alemán, una comedia, hasta donde los alemanes pueden llegar en un genero que solo incursionan pocas veces, su directora teje una historia de una relación padre--hija disfuncional, que logra la hazaña de mantener al público interesado, a pesar de sus 142 minutos de metraje, entregándonos buenos momentos, entre el absurdo y la verosimilitud, pero navegando sin mucha prisa en situaciones que han calado favorablemente en la crítica internacional.

Toni Erdmann aparece como la película favorita para alzarse con todos los premios de costumbre en el rubro de "mejor film de habla no inglesa",(aunque primero tendrá que superar el último corte de los académicos para ser una de las cinco que luzcan la flamante nominación al Oscar®).

Quizás, demasiado larga para una comedia, al estilo alemán, y con ratos que transitan un poco lentos, pero que en ese vaivén cinético logra equilibrarse, sobre todo en la hora final, obteniendo su objetivo.

Con una secuencia larga y aplaudida de un desnudo sin complejos que, sorprende por su naturalidad, Sandra Huller redondea el papel de hija competitiva y ambiciosa con vacío emocional, quien se encuentra a sí misma gracias a las ocurrencias de su padre, un hombre que intenta inyectarle más humanidad, y corazón, para estrechar más los lazos afectivos en su existencia.

Un guión bien estructurado, amable,con interpretaciones a la medida de las circunstancias, son los que consiguen llevar a buen puerto este cuento de relaciones filiales, y desapegos emocionales.

El ritmo de la obra es oscilante, pero consigue un aplauso por el esfuerzo aportado en pro de conseguir un buen producto final.

En mi opinión, es una apuesta ofrecida con cierta originalidad, pero su gris sentido del humor le puede jugar en contra, dependiendo de quienes la juzguen, y aunque es la abrazada por la mayoría, siento que jugársela como una apuesta segura a los premios que se inician el día 8 de Enero, con la entrega de los "Golden Globes", encierra algún riesgo, pero sin duda, es la favorita (aparente) de los que deciden, y el film tiene argumentos para alzarse con todo a lo que pueda aspirar.

Para verla con calma y sonreír, pues la sonrisa es la clave de esta aventura humorística alemana, con una emotividad continua que presenta su éxtasis de sentimientos reprimidos de una manera entrañable.

Toni Erdmann es, sin duda, un agradable como inesperado regalo.