La cosa empieza en un intento de Mamma Mia con unas chicas que encarnan los clichés peor caracterizados (la pija, la golfa, la lesbiana y la profesional). Hijas de Marisa Paredes, que más bien podría ser su abuela. Van buscando a su padre y, de nuevo, se encuentran con otros clichés: el bohemio, el cura (por Dios), el conserje y la travelo (pobre Rosi de Palma, es fea, pero no para ofenderla así).
Llega un momento en que carece de interés si encuentran o no al padre de cada una, porque la cosa se convierte en un sinsentido con muchas historias y sin profundizar en ninguna. La que mejor actúa (quién lo iba a decir) es Blanca Suárez. Los mejores actores, absolutamente desaprovechados.
No pueden evitar caer en el caca-culo-pedo-pis del cine español. Y, no sé cómo lo hacen, siempre los personajes son ricachones que viven en las mejores zonas de Madrid, como si eso fuera la vida real.
Lo bueno es que es corta y se pasa rápido el trance. Y lo mejor es que a Carlos Bardem le ponen de vuelta y media.
No perdáis el tiempo.