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Caith_Sith rating:
9
7.2
15,332
Animation. Drama Jiro dreams of flying and designing beautiful airplanes, inspired by the famous Italian aeronautical designer Caproni. Nearsighted from a young age and unable to be a pilot, Jiro joins a major Japanese engineering company in 1927 and becomes one of the world's most innovative and accomplished airplane designers. The film chronicles much of his life, depicting key historical events, including the Great Kanto Earthquake of 1923, the Great ... [+]
Language of the review:
  • es
September 20, 2013
150 of 184 users found this review helpful
Debería empezar a canonizarse que el cine japonés no tiene tres, si no cuatro grandes maestros. Ozu, Mizoguchi y Kurosawa deberían estar listos para recibir en el podio a Hayao Miyazaki, no sólo el mejor animador de la historia del cine (junto a él, Chuck Jones) sino también uno de los artistas más dotados de este joven arte que es el cine. Tras diez películas, de las cuales no menos de la mitad son Obras Maestras o se quedaron cerca de serlo, llega el que será, tristemente, su último largometraje. Decisión comprensible por su parte (si se atienden a las razones oficiales) pero por otra, pensando de forma egoísta, casi injusta. Que el mundo 'pierda' a un talento de este calibre es una tragedia, aunque por lo menos ha tenido la oportunidad de retirarse y no ha sufrido la misma (mala) suerte que su compatriota Satoshi Kon.

"The Wind Rises" (Kaze Tachinu, 2013) es no obstante una despedida maravillosa, una carta de amor, apasionada, hacia sus obsesiones de toda la vida. Podemos vislumbrar aquí gran parte de su obra, temáticamente, pero también a un nivel puramente sensorial. Un testamento perfecto que también tiene la particularidad de que, sin alejarse de sus obsesiones, propone unos códigos nuevos. Es una película 100% Miyazaki pero al mismo tiempo diferente a todo lo que ha hecho, algo que puede sonar contradictorio pero que aquí sirve como anclaje para sacar a relucir todas las ideas que se quieren desarrollar. La historia sigue a Jiro Horikoshi, diseñador de aviones que fue clave a la hora de crear las flotas japonesas que se utilizarían en los años 40. Entremezclando sus momentos biográficos y sazonándolos con bellísimas secuencias oníricas en las que Miyazaki se descubre -una vez más- como un genio a la hora de integrar la fantasía bajo una textura realista-, son no obstante los momentos íntimos donde la película alza el vuelo, tan alto como puede, desaparecido entre las nubes para quedarse anclado en el firmamento.

Miyazaki siempre ha sido un humanista, y aquí pese a abordar un tema más escabroso que antaño (al ceñirse a cierto periodo histórico no le es posible evadirse de cuestiones concretas) consigue plantear preguntas sin dar respuesta. No hay un posicionamiento a nivel ideológico, lo cual no puede ser tachado de cobarde sino de valiente: deja, como habitualmente en su cine, que sea el espectador el que rellene los huecos. Todo esto se eleva aún más cuando se introducen los momentos íntimos. Ashitaka atravesando un claro (La Princesa Mononoke), Pazu y Sheeta compartiendo un trozo de pan en compañía del fuego de una hoguera (El castillo en el cielo), Nausicaä adentrándose en el bosque contaminado (Nausicaä de Valle del Viento)... aquí, tenemos un beso casi inocente en lo alto de una montaña, cuando el viento apremia. La partitura de Joe Hisaishi sirve a Miyazaki para desarrollar un melodrama sentido y efectivo, logrando un equilibrio que puede recordar sin problema a los logros mayores de Douglas Sirk. La música, con un leit motiv muy concreto, empapa la imagen y la traspasa para colarse en los ojos del espectador.

No es "The Wind Rises" una película perfecta y no supone el mayor logro de Hayao Miyazaki hasta la fecha. Pero nunca se le han pedido a John Ford que todas sus películas sean "The Man Who Shot Liberty Valance", ni a Billy Wilder u Orson Welles que repitieran una y otra ves "Sunset Blvd." o "Citizen Kane". Queda pues como una magnífica carta de despedida, emocionante, sentida, una continuación temática a "Porco Rosso" que prescinde en parte de su aliento fordiano para abrazar el de un melodrama de época. "La princesa Mononoke" y "El viaje de Chihiro" siguen resultando inalcanzables pero quién sabe, con el tiempo -el mejor juez que existe- lo alto que puede alzarse este diseño de Jiro (alter ego del propio Miyazaki) hacia el cielo. En resumen: si no es una Obra Maestra, es porque pocas películas lo son. Se "limita" a ser excelente, que no es poco. O en una sola palabra: maravillosa.
Caith_Sith
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