Desde su modesto origen, la tercera entrega de la saga creada por John Carpenter vuelve, de nuevo, a ser completamente distinta a las dos anteriores. La primera estaba bien, la segunda perdió bastante y esta, con falsa modestia, supera a la Bon Jovi sin ensuciarse demasiado con una trama simplona y un nulo tirón a nivel de reparto. Vampiros 3 no es ninguna maravilla, de hecho no pasa de ser regular, pero entretiene de principio a fin si se quiere pasar un rato sin pensar demasiado en lo que se ve en pantalla.

Vendría a ser, por momentos, una mezcla de Kill Bill y Blade 2, especialmente de esta última al tener un guión cercano a ella (unos vampiros contra otros, sacrificio final para liberar a una parte, etcétera). No está mal como cinta de chupasangres, pero consigue entretener sin mirar demasiado el reloj. Los efectos especiales cumplen, los actores dentro de sus limitaciones de guión también, y la ambientación está lograda, muy al estilo “Jóvenes Ocultos”. Lástima que se mantenga en unos cánones, por que con un poco más de ganas llegaría a ser un alquiler obligado.